El Carrasco comunicación, si no lo explicas, no existe_
Una clínica veterinaria me contactó porque no eran capaces de atraer clientes más allá de su barrio. Las puntuaciones online y valoraciones de sus servicios eran excelentes, llevaban muchos años en el mismo sitio, pero notaban que no llegaba nadie que no viviera a 5 calles de su local. Habían invertido publicidad, pero no resultaba.
La directora de la clínica me explicó la situación y le pregunté si estaba dispuesta a hacer algo creativo, diferente y único. Me dijo que sí, que por supuesto, que ya sabía por dónde me gustaba construir estrategias.
Le propuse la siguiente acción: crear un concurso de disfraces de Halloween (era septiembre y daba tiempo para promocionarlo) para mascotas.
Su cara pasó de sorpresa a iluminarse con una sonrisa. Le encantó la idea. Seguí con la explicación: para inscribirse, había que escribir un mail a la clínica, y el premio sería doble: dos revisiones gratuitas durante un año para el ganador, y comida para dos meses para los tres primeros.
Naturalmente, redactamos una nota de prensa que se envió a los medios locales (este evento no tenía interés nacional), y en seguida la radio de la ciudad y la web del diario de la provincia mostraron interés. Eso amplificó el concurso de manera exponencial.
Se inscribieron 90 participantes, puso a la clínica en el mapa de la localidad y ganó un pastor alemán disfrazado de vampiro (¡vi la fotografía y estaba realmente muy conseguido!).
En lugar de apostar por campañas pagadas en redes, quisimos conectarlos con su entorno, con un evento fácil de organizar, con apenas gastos, y que les reportó nuevos clientes, notoriedad, una imagen simpática entre los dueños de mascotas y una segunda edición al año siguiente: ¿ganará un gato esta vez?
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